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La OCDE y los derechos soberanos

Álvaro Tomas

07 abr 2016
La Prensa

INTROMISIÓN EN LA POLÍTICA FISCAL

Es increíble lo que ha logrado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con sus ataques constantes a los centros financieros de los países no miembros de ese cartel. Creada en 1951, como parte del Plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial, la OCDE pasó de ser una organización para ayudar a la reconstrucción y fomentar la cooperación entre países a una que busca redefinir el derecho internacional público y concepto tradicional de soberanía.

Los principios de soberanía fiscal pueden ser trazados al Tratado de Westfalia firmado al finalizar la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Desde esa época, el derecho público –aquel que regula las relaciones entre el Estado y los particulares– se ha encargado de darle fundamento jurídico a los Estados para crear impuestos con el objetivo de financiar sus gastos o eliminarlos si se pretende estimular la economía. La política fiscal de cada país se puede definir, simplemente, como el uso del gasto público y la recaudación de impuestos para influir en su desarrollo económico. Así de importante es la política fiscal en determinar el futuro de las naciones.

Hasta hace poco, el derecho de un Estado a establecer o no sus impuestos era inalienable. Era, incuestionablemente, uno de los actos soberanos más importantes. Ahora la OCDE pretende que los países en vías de desarrollo dejemos esta herramienta para atraer inversiones, activar el crecimiento, desarrollar obras sociales, etc. Nos impusieron la globalización, nos adaptamos, estamos compitiendo y ahora piden cacao.

Resulta inaudito que un organismo no gubernamental, no electo, que no nace del derecho internacional público, repleto de tinterillos, tenga la osadía de tratar de transformar el concepto tradicional de soberanía. Nos piden que subamos impuestos para que la competencia sea justa –recuerden el famoso reporte de Harmful Tax Competition (1998)– pero Irlanda (miembro de la OCDE), hace apenas unas semanas bajó la tasa de impuestos para que las empresas tecnológicas se instalen en su país a una tasa de 6.5% anual. ¿Esto es el level playing field? (reglas de juego uniformes).

Este será el comienzo de una larga lista de derechos soberanos que la OCDE pedirá eliminar a Panamá, si cedemos a su táctica de blame and shame (culpar y avergonzar). Y todo esto ante la complicidad de una mórbida Organización de las Naciones Unidas. Estamos ante el nuevo imperialismo económico del siglo 21. ¿Qué vendrá después? ¿Que obliguen a Panamá a tener renta universal? Ya algunos notables en Suiza y en las dependencias británicas que tienen centros financieros reconocen que fueron irresponsables al aceptar, en forma inmediata y sin cuestionar, las condiciones de la OCDE. Dice el profesor emérito Philippe Braillard, de la Universidad de Ginebra: “EU tiene cero credibilidad cuando critica a los paraísos fiscales y a las leyes de confidencialidad suizas, si aquel es uno de los centros más grandes de evasión fiscal”. Los exhorto a leer el comunicado completo denominado “Suiza debe defender su centro financiero”, publicado el 4 de marzo de este año. (Ver: https://www.wealthbriefing.com/html/article.php?id=167751#.VtmVh-bFkVt).

El IFC Forum, un grupo multidisciplinario de profesionales que operan en las dependencias de la corona británica, llegó a similar conclusión. Cito a su asesor Richard Hay: “Los clientes que desean evitar los Common Reporting Standards (CRS) pueden mover su plata a Estados Unidos para aprovecharse de la poca diligencia que aplican ahí. Como ahora aparenta reconocer la OCDE, solo toma un hueco para que se salga el aire del globo. Estados Unidos debe aceptar los CRS para que sean efectivos”. (Ver: https://www.businessbvi.com/business/legal/item/920-common-reporting-standard-must-include-all-major-financial-centres-to-be-effective-warns-the-ifc-forum).

Cómo cambian los tiempos. El 22 de julio de 2014, ante el Comité de Finanzas del Senado estadounidense, Pascal Saint-Amans de la OCDE, un crítico acérrimo de Panamá, rindió una declaración en que mencionaba, varias veces, la importancia de soberanía fiscal de las naciones. Más increíble aún, en su testimonio nunca le solicitó al Senado de Estados Unidos (EU) que firmaran los CRS aprobados en mayo de ese mismo año por la OCDE. ¿Cobardía o conveniencia? Usted elija.

La OCDE nunca criticará a EU ya que aporta 21% del presupuesto de dicho organismo (son 34 países miembros). Tampoco se quejará ni incomodará a EU, porque, parafraseando el proverbio chino, no querrá morder la mano del amo que le da de comer. Finalmente, hay rumores que otra jurisdicción muy importante está por anunciar que ha reconsiderado su posición y que no firmará los CRS de la OCDE. De ser así, seríamos tres países. Los perros ladran Sancho…

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