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Panamá, “level –playing field” y OCDE (Foro Global)

Por Alvaro Tomas

Los burócratas franceses, que dominan de facto el Foro Global (un apéndice de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico –OCDE), buscan sentar en el banquillo a Panamá la próxima semana que viajará nuestro ministro de economía y finanzas a Paris. Esto se debe a que Panamá no aceptó adherirse a los Estándares de Reporte Comunes (Common Reporting Standards o “CRS”) que exige dicho organismo como parte del intercambio fiscal automático. Panamá, en ejercicio de su soberanía, en defensa de sus intereses y porque no es obligatorio, ante ningún organismo de derecho internacional público, no acepta dichos estándares. Punto. Esto se lo confirmó la firma de abogados norteamericana Greenberg Traurig  (GT) a Ángel Gurria, Secretario General de OCDE, en una nota que causó mucha molestia entre sus ejecutivos. Fue tal la sorpresa, que escupieron sus tragos de champan en forma colectiva.

La OCDE no está acostumbrada a que le digan que no a sus exigencias y mucho menos que una firma como GT sea contratada para defender a un país y resaltar la ilegalidad de los actos, de dicho organismo, a la luz del Derecho Internacional Público. La gran mayoría de los países y las jurisdicciones que se han adherido a los CRS ni siquiera tienen plataforma de servicios financieros por lo que no tienen nada que perder y le dicen que sí a todo lo que propone el Foro Global.

Así que el Foro Global cambia de táctica con nuestro país. Nos mandan mensajes a través de embajadores y oficiales europeos que, muy enfáticamente, recomiendan a Panamá su adhesión sin condiciones a los CRS so pena de quedar como un paria. No aceptan ni le dan valor alguno a los comunicados de nuestra Cancillería que afirmaron, en repetidas ocasiones , que Panamá estará listo en el 2018 para intercambiar información fiscal en forma bilateral con los países con que escojamos negociar este tipo de  tratados.

Llama la atención el interés particular de oficiales y diplomáticos del Reino Unido que tratan de convencer a nuestra Cancillería que tiremos la toalla. Es chistoso que hayan escogido a los ingleses para hablarnos de intercambio de información y de transparencia cuando la prestigiosa revista inglesa The Economist (30 de enero de 2016, pág. 50) detalla en un artículo la cooperación inglesa con la cleptocracia rusa y llama a su capital Londongrad. Dicha revista estima que la suma invertida en Londres por rusos sumaba, para el año 2014, unos US$39 billones. Dice la revista: “Hoy, la plata turbia relacionada al Kremlin se derrama a través del mercado de bienes raíces, bancario y de energía de Londres todo con la complicidad de banqueros británicos, abogados y agentes de bienes raíces…”. Qué caraduras.

Es lamentable que el Foro Global se haya ensañado con nuestro país. Los Estados Unidos no han aceptado sus recomendaciones de adherirse a ningún tipo de estándar del Foro Global. Por esa razón es que no puede haber el  “level-playing field” que pregona el Foro Global mientras Estados Unidos, la plataforma financiera y de servicios más grande del mundo, no se adhiera a los CRS. Qué esperanza tenemos los países que sí dependemos de tener un centro financiero para sobrevivir si Estados Unidos juega con otras reglas?

Si no defendemos al sistema financiero nacional, se irán los bancos y se disminuirá la posibilidad de que el crédito local -que permite la construcción, la obtención de viviendas populares, entre otras cosas- deje de fluir y se encarezca al haber menos plata circulando en detrimento de la economía nacional y por ende de los panameños.

Esto no es una lucha de abogados, de banqueros, de la Cancillería o de los panameñistas. Es de todos. Es una lucha contra la injusticia y la inmoralidad de los países miembros de la OCDE que quieren hundir a Panamá y a otros países del Caribe por la sencilla razón de que -bajo la excusa de la evasión fiscal de sus ciudadanos- quieren quitarnos un negocio que genera empleomanía, crecimiento económico y hace que Panamá se distinga del resto de América Latina.

Esto es una guerra económica en que los países ricos quieren acabar con el modus vivendi de naciones más pequeñas que han encontrado un nicho en el mundo de los servicios financieros. Algunos dirán: el mundo cambió y hay que adaptarse; ellos son los que mandan. Qué fácil y que cómodo. Yo prefiero morir con las botas puestas. Que viva Panamá.

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